Las tres “E” de estas vacaciones de invierno: vacaciones entretenidas, educativas y económicas

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Llegaron las tan esperadas vacaciones de invierno, las que con el frío, las lluvias y la compleja tarea de coordinar el tiempo libre entre padres e hijos, pueden convertirse en una pesadilla. ¿Qué hacer con los niños?, ¿cómo entretenerlos?, ¿de dónde sacar tanto dinero?, son solo algunas de las preguntas que en muchos hogares chilenos se están haciendo. Pensando en esto, profesionales de la Universidad Bernardo O’Higgins elaboraron una serie de recomendaciones para que estas vacaciones, sean realmente un respiro para grandes y chicos.

Al planear las vacaciones, ya sean de invierno o verano, es importante considerar que “en general deben ser instancias para el descanso tanto físico como psicológico, y también para el desarrollo de otras actividades y talentos que comúnmente son muy difíciles de realizar con el ritmo de vida cotidiano”, explica Beatriz Carreño, académica de la Escuela de Psicología de la U. Bernardo O’Higgins.

Hay que tener en cuenta la necesidad de que niños y adolescentes logren desconectarse y retomar energías en su periodo de vacaciones, sin olvidar que los cambios en su rutina diaria no deben afectar el ciclo de sueño, porque hay que recordar que en dos semanas regresarán al horario escolar.

Dentro de la gama de ofertas que tienen municipalidades, centros culturales y otros, se pueden encontrar innovadoras iniciativas, que a su vez, promueven experiencias de aprendizaje y recreación para todos, talleres de juegos, música, actividad física, robótica, comics, cocina, etc. Paula Alfaro, académica de la Escuela de Terapia Ocupacional, señala que “lo importante al momento de pensar en estos espacios, es considerar el interés de nuestros niños; los horarios y periodos, para que no se vuelva una jornada igual a la del colegio (recordemos que son vacaciones); las medidas de seguridad y manejo de grupo de quienes imparten el taller”.

Sin embargo, si no se cuenta con el dinero para enviar a los niños a talleres, o simplemente, no hay cómo trasladarlos de un lugar a otro, la académica de Pedagogía en Educación Parvularia de la Universidad Bernardo O’Higgins, Daniela Puente, entrega una serie de actividades a realizarse en el hogar: económicas y en familia.

  • Cocinar juntos: Ayuda a los niños en los aspectos psicomotores finos: hacer un jugo y exprimir una naranja, por ejemplo, ayuda a la coordinación ojo-mano.
  • Hacer actividades del hogar: Los niños sienten la necesidad de hacer cosas y de cooperar, es importante darles ese espacio, porque los ayuda con su autoestima y desarrollo evolutivo: haciendo la cama, por ejemplo, sienten que son capaces de hacer cosas, de que son un aporte, y que son valorados.
  • Pintar y expresión libre: Jugar a crear o a dibujar secuencias y cuentos, les permite desarrollar el pensamiento bidireccional: ir y venir en el tiempo.
  • Lectura o creación de cuentos: Qué mejor para su imaginación. Visitar bibliotecas, inventar personajes e historias es una buena opción.
  • Contarles anécdotas: Que los padres recuerden historias de su infancia y se las transmitan a los niños, permite que se identifiquen con ellos y los una más.
  • Acompañar al papá al fútbol: Este tipo de actividades, por ejemplo, ayuda con el enfoque de género, que el fútbol no sea solo una actividad de hombres, sino que de toda la familia.
  • Caminatas de lectura: Salir a pasear con los niños e ir reconociendo palabras y lugares por el camino, puede ser su primer acercamiento con la lectura.
  • Comprar los víveres para la casa: Hacer la lista de víveres e ir al supermercado, un mercado de verduras, u otros, y luego reconocer y organizar los productos, también es una actividad simple que ayuda a los niños con su pensamiento lógico matemático.
  • Elaborar cuadernos viajeros: Escribir o dibujar las actividades diarias, favorece su memoria.
  • Tertulias familiares: Dar tiempo para la familia: primos, tíos, abuelos, y otros, ayudará al desarrollo social del infante.

Actividades fáciles de realizar, lo importante es facilitar la interacción familiar, que cada día tenga un objetivo, que lo compartan y desarrollen en conjunto. Y para desconectarse realmente y descansar, la psicóloga Beatriz Carreño, recomienda “proponerse “parar” el trabajo en términos de las actividades y preocupaciones relativas a este, ya que no es un proceso automático. Probar nuevas actividades en especial aquellas que equilibren y nos contacten con la naturaleza y el cuerpo (deportes, ejercicios de respiración). Y no ponerse altas expectativas ni hacer grandes planes que impliquen más estrés y grandes cambios a la rutina familiar”.

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