¿No aprendimos nada del Covid-19?

Categoría: Opinión

El virus sincicial ha estado dejando estragos en los niños y niñas de nuestro país, al punto, que se debió decretar emergencia sanitaria para poder liberar recursos y poder integrar las redes asistenciales públicas y privadas.

El año 2019 comenzaba a gestarse una de las más grandes pandemias de la era moderna. El coronavirus nos atacaba en el absoluto desconocimiento, y cobraba cada vez más vidas. Al punto, que estuvimos confinados por casi dos años enteros, donde los diferentes sistemas sociales se vieron afectados: los servicios de salud se colapsaron y no había suficientes médicos ni camas  para poder atender a todos los enfermos; el desempleo aumentó considerablemente, ya que muchos rubros quebraron; la educación tuvo que hacerse on line, dejando en evidencia la falta de conectividad y accesibilidad de nuestros niños y niñas; y todos estábamos sumamente afectados y estresados por todo lo anterior.

Ya habiéndose levantado la pandemia por parte de la Organización Mundial de la Salud, y realizados los análisis respectivos por parte de los especialistas, una de las conclusiones a las que se pudo llegar, es que el desastre de origen biológico COVID19, no fue tratado con la mirada de Riesgo de Desastre en Chile.

Siempre se asocia a los desastres con terremotos, inundaciones o erupciones volcánicas, olvidando que los fenómenos de origen biológico también generan desastre, por lo que prevenir y realizar Gestión de Riesgo de Desastres, los debe involucrar, más aún, en estos momentos en los cuales tenemos la experiencia reciente de la pandemia.

Una emergencia de salud genera riesgos multisistémicos (económico, salud, educación y social por mencionar algunos) que nos afectan a todos, enfermos y sanos, siendo capaz de derrumbar a un país completo si no se maneja adecuadamente, por lo que mirar los noticieros hoy en día es ver cómo las autoridades no aprendieron nada.  Si se hubiese trabajo la Reducción de Riesgo de Desastres para este invierno, de manera integral (y no sólo con recomendaciones para la lluvia), nos habríamos encontrado mejor preparados para poder enfrentar la alta circulación viral que hay hoy en día. Tenemos la ventaja de contar con la experiencia invernal del hemisferio norte, antes que nos afecte a nosotros, por lo que el plan invierno puede comenzar a preparase en enero, con datos frescos de cómo vendrá el próximo invierno.

Resulta vital que nuestras autoridades presentes y futuras se hagan cargo de mirar los riesgos sistémicos con la mirada de Gestión de Riesgo de Desastres, considerando que ahora contamos con un Servicio Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres (SENAPRED) mucho más fortalecido. Esto disminuiría los impactos de los desastres (de cualquier origen) en la comunidad, y permitiría una utilización de los recursos más eficaz, eficiente y oportuna, evitando muertes de la población más vulnerable, que siempre es la más afectada.

Fabiola Barrenechea Riveros

Directora Observatorio en Gestión de Riesgo de Desastres

Universidad Bernardo O’Higgins

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